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domingo, 16 de septiembre de 2012

Sierra de Hoyo de Manzanares y Peñaliendre

Hoy he salido de casa antes de amanecer con mi bici en la parte trasera del coche. Tenía pensado subir a La Silla del Diablo, que está en la pequeña sierra que hay entre medias de Villalba, Hoyo de Manzanares, Moralzarzal y Cerceda. 

Desde la primera vez que estuve en bici por allí, con mi hermano y unos amigos en bicis BH de paseo, he sentido curiosidad por ver qué había en esas montañitas. Aquella vez,hace más de 30 años, nuestra meta era llegar a Madrid atravesando El Pardo. En un mapa que teníamos del Instituto Geográfico aparecía una carretera que llegaba desde El Pardo hasta un lugar entre Torrelodones y Hoyo de Manzanares. Nuestra desilusión fue grande cuando vimos, después de pasar por Torrelodones, que esa carretera estaba cerrada al público. Entonces no había Internet, ni foros en los que enterarse de rutas en bici, así que íbamos un poco a la aventura. Hace poco me enteré de que Franco ordenó construir una carretera que iba directa desde El Pardo hacia Torrelodones, me imagino que para ir al palacio del Canto del Pico. Seguro que era esa carretera que queríamos coger. Después de esta disquisición de Abuelo Cebolleta, voy al grano.

Después de mirar en internet rutas que llevasen a la Silla del Diablo, por fin me decidí a ir hasta allí. Miré las fotos de satélite para ver si los caminos que llevan hasta allí estaban bien marcados, lo que suele ser indicativo de un camino en buenas condiciones (aunque no siempre). Me decidí por subir por el camino que estaba menos "marcado" en las fotos de satélite: pensé que tal vez tuviera que ir a pie en algunos tramos. Error. Desde que he iniciado el tramo que se dirigía hacia la Silla, he tenido que ir andando. El camino no es ciclable en absoluto. Hay tramos que el agua ha erosionado y vas caminando por un surco estrecho, en algunas partes de 1 metro de profundidad. Al final no he subido hasta la Silla, sino hasta el mirador de la Casa de Peñaliendre. Una vez allí, después del infierno de subida, estaba ya más animado pensando que el camino de bajada sería mejor, ya que en las fotos se veía claramente perfilado, y más ancho que el otro. Sí, el camino era más ancho, también era mejor... pero era una mierda infecta. En gran cantidad de tramos he tenido que desmontar porque veía que me iba a tropezar con los pedrolos e irme al suelo. Conclusión: los dos tramos hacia la Silla del Diablo no pienso volver a hacerlos en bici nunca más. Tal vez andando. Lo que sería de agradecer es que la gente que comparte rutas en internet, aclare si los caminos son buenos o son una castaña, y así los pringados como yo no nos encontraríamos con sorpresas.

A continuación, dos fotos: una de un agujero grande y curioso que había en el camino de subida hacia el mirador, y la otra la vista desde el mirador (fotos 1 y 2).
Foto 1: Agujero.
Foto 2: Desde el mirador de la Casa de Peñaliendre.
El resto del camino no estaba mal. El primer tramo desde el Puente Romano, en dónde dejé el coche hasta Hoyo de Manzanares discurre primero por un camino que es el Cordel de Cantalojas, y luego por la carretera de Colmenar a Hoyo de Manzanares. En el Cordel de Cantalojas me he parado para sacar unas fotos. La Maliciosa y el Yelmo aparecían un poco rojizos por la luz del amanecer (ver fotos 3 y 4).
Foto 3: La Maliciosa.

Foto 4. El Yelmo.
He pasado al lado de la Academia de Ingenieros dónde estuve tres meses en el año 1988 y después me he metido por el pueblo siguiendo el GPS hasta enlazar con el camino que bordea la Sierra de Hoyo de Manzanares. Poco antes de dejar el asfalto he fotografiado las dos peñas que se ven desde el pueblo: el Picazo y la peña Alonso (Ver foto 5)

Foto 5: El Picazo y peña Alonso.
Después de pasar la odisea hasta llegar y volver del mirador de la Casa de Peñaliendre que ya he comentado al principio, continúo el camino hacia Villalba. Una vez pasada una urbanización de Villalba que en los mapas aparece como Fontenebro, se coge una vía pecuaria muy ancha y en muy buenas condiciones. Al llegar a un camping que hay en Moralzarzal (que no sabía ni que existía) se puede seguir por abajo, o seguir la vía pecuaria que sube por la montaña. He escogido esta segunda opción y he pasado por un mirador con unas buenas vistas (ver foto 6).

Foto 6: Desde el mirador de Moralzarzal.
Desde allí ya ha sido cuesta abajo o llano hasta llegar a la carretera de Cerceda a Colmenar, que he atravesado por un túnel para pasar al otro lado y rodar el último tramo del recorrido. Este camino enlaza con el tramo del Camino de Santiago que, en sentido contrario me llevaría hasta el coche para irme a casita.


miércoles, 12 de septiembre de 2012

Un poco de educación, por favor...


Hoy en Currantes Reunidos S.A. ha sucedido algo que  no por ser habitual es menos hiriente. Me refiero a la falta de consideración por parte de ciertas personas.

Todo ha sucedido como cuento a continuación, Por supuesto, los nombres son fictícios.

Mi compañera Genoveva nos dice que no puede ir a comer con nosotros porque el jefe la ha citado a una reunión a las 13:00. Son las 13:30, pero ella todavía tiene esperanzas de que la reunión tenga lugar.

Nos vamos a comer, y a la vuelta, Genoveva nos cuenta que no ha habido reunión. Concretamente, lo que ha pasado es lo siguiente:

El jefe ha llegado a las 13:30 y se ha puesto ha hablar con otro jefe. A las 14:00 le ha dicho a Genoveva que la reunión se cancelaba hasta nueva orden.

O sea, que no sólo hace esperar a la gente, sino que además, en vez de avisar nada más llegar, no dice nada y al final, como no le viene bien, va y cancela la reunión.

Todo un ejemplo a seguir. Seguramente también lo aprendió en el MBA...

sábado, 8 de septiembre de 2012

Demóstenes, la juventud y la situación actual

El otro día estaba en la oficina y surgió el tema de la tartamudez. Aproveché la situación para sorprender a mis compañeros, todos ellos más jóvenes que yo con la anécdota de Demóstenes, que siendo tartamudo, llegó a ser uno de los más grandes oradores de la historia. Lo que más les llamó la atención fue lo de meterse piedrecitas en la boca al hablar para superar la tartamudez.

Ni siquiera les sonaba el nombre de Demóstenes. Hice una nueva intentona diciéndoles que si no se acordaban de Demóstenes el gato de la pandilla de Don Gato, que se llamaba así precisamente por ser tartamudo. Pero ellos no habían nacido cuando ponían Don Gato en la tele, así que ni por esas.

Yo, reconozco que lo sé porque me lo contó mi padre siendo pequeño. Pero lo mismo que este episodio de Demóstenes, me ha ocurrido muchas otras veces. Se nota en la juventud una indiferencia absoluta hacia el conocimiento. No tienen ninguna inquietud por saber, nada les interesa. Yo por si acaso, intento poner mi grano de arena con mis hijos contándoles cosas curiosas para despertar en ellos el gusto por saber cosas nuevas.

La verdad es que soy bastante pesimista. Cada día que pasa me voy afirmando en mi creencia de que las nuevas generaciones sólo están interesadas por el WhatsApp y todas estas historias que les permiten comunicarse entre sí pero sin que esta comunicación les aporte nada nuevo. Parece que no valoran la "Sociedad de la Información" nada más que para enviar emoticones y trivialidades similares.

El otro día pensaba que qué diferente habría sido mi niñez si hubiera tenido internet y Google para hacer los trabajos del cole. Cuando te decían que tenías que hacer un trabajo, por ejemplo sobre los egipcios, tenías que encontrar a alguien que tuviera una enciclopedia para sacar de allí la información. A veces era complicado encontrar lo que necesitabas. Ahora en cambio, lo buscas en internet y no sólo encuentras muchísima información, sino que a veces hasta encuentras versiones diferentes sobre un mismo tema...

En fin, que me estoy volviendo como mi padre. Cuando no nos gustaba algo de comer nos decía (y todavía lo dice) "¡Hambre teníais que pasar...!". Yo ahora les diría a todos estos pipiolos: "¡Sin internet ni 3G teníais que estar...!" No hay nada mejor para valorar lo que tienes, que perderlo.

Y como colofón, un extracto de la Tercera Filípica de Demóstenes (contra Filipo II de Macedonia). Lo pongo a continuación porque creo que Demóstenes podría decírselo hoy mismo a nuestros políticos aunque hayan pasado casi 2400 años.

...Y aunque las cosas están muy mal y es mucho lo que se ha perdido, sin embargo, es todavía posible poner remedio a todo esto con tal de que os dispongáis a actuar como es debido. Tal vez parezca paradójico lo que voy a deciros, pero es cierto. Lo peor de lo ocurrido es también lo más ventajoso para el porvenir. ¿Qué es ello? Que la situación es grave porque no habéis cumplido ni poco ni mucho con vuestra obligación; pues si lo fuese después de haber hecho vosotros todo lo necesario, no habría esperanzas de que llegase a mejorar. En realidad son vuestras desidia e incuria las que han sido derrotados por Filipo, que a la ciudad no la ha derrotado. No; vosotros no estáis vencidos, ni siquiera os habéis movido...

El porqué de la palabra filípica lo podéis ver en (http://es.wikipedia.org/wiki/Fil%C3%ADpica)

jueves, 6 de septiembre de 2012

Trabajadores comprometidos


"El principal activo de nuestra empresa son sus empleados"
"Buscamos el compromiso de todos vosotros con la empresa"

Todas estas frases, y muchas más, similares todas ellas, se pueden escuchar en multitud de reuniones empresariales, cenas de Navidad y acontecimientos varios que jalonan las agendas de los empleados.

Muy bonito. Pero ya sabéis que "del dicho al hecho hay mucho trecho" y queda patente en lo que os voy a contar a continuación. Por seguridad utilizaré nombres fictícios para la empresa y los empleados.

A principios del mes me fui de vacaciones y volví a finales. Al llegar, me encuentro con los saludos de rigor y las frases hechas de siempre que tanto me molestan, pero que tengo que sufrir estóicamente.

Pregunto por Aristarco (nombre ficticio) y me dicen que lo han echado hace una semana. No me lo esperaba bajo ningún concepto, y veréis por qué.

Aristarco entró hace unos cuatro meses, por lo que puede parecer lógico que sea el primero en salir. Ya sabéis que en los despidos se suele cumplir el principio de las colas LIFO (Last In First Out). Pero en este caso había una circunstancia que hacía poco probable este despido.

En Currantes Reunidos S.A. (CRSA en adelante) tenemos acuerdos con varios proveedores mediante los cuales, a cambio de disponer de personal certificado en sus productos ellos nos proporcionan descuentos adicionales que repercuten en una mejor posición respecto a la competencia.

Al principio del verano se necesitaban unas cuantas certificaciones que estaban a punto de caducar, y se buscaron unos cuantos empleados para que se examinasen y las sacasen adelante. Estos exámenes implican un determinado tiempo de dedicación, y el aprobado no es algo sencillo de obtener si no te has preparado adecuadamente.

Aristarco, junto con Arquímedes fueron  los "agraciados" que tendrían que hacer los exámenes, cinco en total cada uno, para obtener las certificaciones.

Aristarco y Arquímedes tenían que hacer un examen cada semana, pero por si la preparaación del mismo no fuera poco, también tenían que hacer su trabajo habitual, lo que implicaba trabajar o estudiar en casa después del trabajo.

Pasan las cinco semanas, y por fin, tanto Aristarco como Arquímedes aprueban el último examen: La certificación ya estaba en el bolsillo, tanto en el de CRSA, como en el de los dos empleados, ya que la certificación es personal y se puede utilizar en el Curriculum para mejorarlo de cara a obtener un buen trabajo.

Los dos estaban satisfechos después de la tensión del último mes. Ahora ya podían relajarse un poco y dedicarse "sólo" a su trabajo. Además disponían de una certificación interesante en el sector laboral de CRSA. Es más, recuerdo que tuvimos una conversación en la que hablamos de posibles despidos, y le dije a Arquímedes:
- Tú no tienes nada que temer, si te fueran a echar no te habrían asignado para la certificación.

Gran error. Un viernes de Agosto llaman a Arquímedes al despacho de RRHH para decirle que lo siente mucho pero que está despedido. Le dan las explicaciones de rigor: que si la situación de la empresa, que si la crisis... Lo de siempre.

Así que por un lado tenemos a una persona que ha estado trabajando y estudiando como un energúmeno durante cinco semanas dentro y fuera de la oficina, demostrando el famoso "compromiso con la empresa", y por el otro a una empresa que trata a sus "principales activos" como pañuelos desechables.

Se puede argumentar que cuando las cosas van mal, hay que tomar medidas desagradables, y no lo niego. Pero lo que demuestra esta historia es:
  • Una falta de visibilidad a medio/largo plazo de CRSA que dedica a un empleado durante un més a formarse para luego tirar todo ese esfuerzo a la basura, 
  • La falta de consideración para una persona que había dejado su anterior trabajo para venirse a CRSA y ahora está en el paro. Menos mal que por lo menos tiene la certificación que le ayudará a encontrar un trabajo.
  • La nula reciprocidad del compromiso: Aristarco se dejó el pellejo por sacar la certificación, pero CRSA no se deja el pellejo por nadie.

Así que mucho cuidado con creerse a pies juntillas lo del "compromiso con la empresa" porque las empresas, en general, no tiene ninguno contigo. Si vienen mal dadas, te puede tocar la lotería del despido, y no podrás argumentar a tu favor que has pasado noches en vela trabajando, o que has estado trabajando fines de semana. No. Eso no te va a salvar. Sólo se tendrá en consideración la cuenta de resultados, pero no tu compromiso con la empresa.

Así que lo mejor es no creerse estas milongas de MBA barato. Los compromisos entre empleado-empresa no existen. Lo que existe es un contrato, que es algo muy distinto.

Y por último no puedo resistirme a terminar con una frase de un antiguo compañero de trabajo:

"Yo trabajo por dinero. Si quieres fidelidad: cómprate un perro"