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sábado, 25 de agosto de 2012

Por la Casa de Campo. Puente de La Culebra.

Hoy he salido a dar una vuelta en bici por la Casa de Campo. Me he decidido por seguir la tapia que bordea todo el recinto. Nunca había ido por allí, y hoy me he dado cuenta de lo grande que es.

He descubierto un sitio muy curioso. Se trata de un pequeño embalse en el arroyo Meaques en el que hay patos, y sobre el que hay un puente construido por Sabatini (el de los jardines del Palacio Real). Este puente tiene forma sinuosa, y por ello se llama Puente de La Culebra (ver fotos 1 y 2). Al lado hay unos restos de un bunker de la Guerra Civil (ver foto 3). Parece ser que los tiros no le afectaron al puente, porque está en muy buen estado.

Recuerdo cuando tenía unos 10 años e íbamos unos cuantos amigos del cole a recoger balas de la guerra a la Casa de Campo. Encontramos unas cuantas, además de un alijo de botellas de vino en una cuevecilla que nos repartimos y nos llevamos cada uno a casa ( no nos las bebimos nosotros). La semana siguiente, uno del grupo volvió por allí y vio a unos pobres jubilados quejándose de que alguien les había birlado la bebida...

Ahora pienso que ni en broma dejaría a mis hijos ir sólos a la Casa de Campo. Eran otros tiempos. Tal vez ocurrieran las mismas desgracias que ahora, pero no nos enterábamos, o realmente es que el mundo era más seguro... Quien sabe.

La ruta en bici, en la que están señalizados el Puente de la Culebra y los restos del búnker está en:
Puente de La Culebra (1)

Puente de La Culebra (2)

Restos de búnker (3)



domingo, 19 de agosto de 2012

¡Putos fumadores!

Siento la rudeza del término, pero es lo más suave que puedo decir. Pensaba que con la ley de ZP contra el tabaco las cosas mejorarían, y lo han hecho de forma sustancial, pero por lo que se ve, los fumadores siguen siendo privilegiados frente a los no fumadores.

Antes, cuando se permitía fumar en cualquier lado, la única escapatoria posible que teníamos los no fumadores era ponernos en las terrazas de los bares o restaurantes para así, evitar todo lo posible el pestazo de los fumadores, si bien es verdad, que podía tocarte algún fumador al lado que te fastidiaba. Ahora es al revés. Si te pones en una terracita tan ricamente a pasar un rato mientras te tomas un refresco, como es el único sitio en el que se puede fumar, la probabilidad de que te toque al lado un fumador es muy próxima a 1.  Y lo triste es que están en su derecho, ya que está al aire libre. Así que ahora, las terrazas son los reductos de los fumadores, y aunque haga un día fetén para estar al aire libre, amigos no fumadores, olvidadlo: tenemos que tomarnos la coca-cola dentro. Los señoritos de siempre, que para colmo se hacen los mártires, tiene el derecho a amargarnos la existencia al aire libre.

¿Para cuando la prohibición TOTAL del tabaco en sitios públicos, sean estos abiertos o cerrados?