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lunes, 2 de abril de 2012

Ayer comencé el mes de Abril pedaleando por Manzanares el Real y la Pedriza situada entre este pueblo y Soto del Real (antes Cabañas de la Sierra). Salí prontito con la esperanza de ver "La Grieta", una hendidura en el suelo de la Pedriza de 100 metros de largo y 15 de alto (algo así). Llegué tan contento a Colmenar y desde allí rodé por el camino que lleva hasta Manzanares el Real. Al llegar al pantano hay una carretera cortada al tráfico rodado que lo bordea. Es utilizada sobre todo por los pescadores para llegar a sus puestos de pesca y por paseantes varios. Me metí por esta carretera (por la que nunca había pasado) y contemplé una vista diferente de Manzanares, con el castillo de los Mendoza y el Yelmo al fondo.
Castillo de Manzanares y el Yelmo.
Después de recorrer la carreterita, que tendrá 1 km. de largo, volví sobre mis pasos y me dirigí en busca de La Grieta, así que salí a la carretera de Manzanares a Soto y a medio camino aproximadamente tomé un camino que salía a la izquierda. Era el camino por el que íbamos hace muuuchos años a Las Cabañas. El camino ha mejorado bastante, aunque yo recordaba que alguna vez que fui en una bici roñosa sin cambio de marchas, me había costado menos la subida. Será cosa de los años.

Seguí adelante hasta un pequeño parking en el que había tres coches. Allí pregunté a una pareja de excursionistas por La Grieta y me dijeron que estaba allí mismo, pero que había que ir andando, en bici era imposible. Como llevaba mis zapatillas de bici, que no son lo más adecuado para andar por piedras, decidí que ya vería la grieta otro día que viniera con los niños, y seguí las indicaciones de los amables excursionistas que me señalaron un camino que llevaba a una especie de circo muy bonito. Seguí por el camino, y realmente el sitio merecía la pena. Al lado del camino había una casa con colmenas, y otra al fondo que me imagino que se dedicaría a lo mismo. El acceso hasta estas casas sólo era posible a patita o en burro (en bici también, pero con cuidado). Saqué unas fotos y vuelta sobre mis pasos.
Mirando hacia atrás se ve el camino y la casa a la izquierda.
El camino sigue adentrándose. No sé hasta donde llega.
En vez de volver camino abajo hacia la carretera cogí un desvío distinto que me dejaba también en la carretera, pero más cerca de Soto. Una vez en la carretera, ya sólo faltaba llegar a Madrid. Llegué bastante cansado, pero mereció la pena.

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