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martes, 11 de octubre de 2011

CONDUCTOR

Salí de la oficina y me dirigí al ascensor para ir al garaje en el sótano. Se abrió la puerta y apareció apoyando un hombro en una de las paredes, al otro lado del ascensor una chica aparentaba indiferencia. Entré y procuré no mirarle por si se sentía molesto. Llevaba unas llaves en la mano. Por un momento pensé que iría al garaje, pero deseché la idea: no tenía sentido...

El ascensor paró en el bajo y la chica salió musitando un "hasta luego", pero él no bajó. Pensé que iría al sótano para salir a la calle desde allí. Las llaves no pueden ser de un coche, pensé...

Llegamos al sótano y salió del ascensor encaminándose al garaje. Giró su mano y abrió la puerta, que sujetó amablemente para que yo pasase. Ya estábamos en el garaje y vi, sorprendido, que se dirigía a un deportivo. Si, las llaves eran de un coche...

Abrió la puerta del coche y tuve la tentación de mirar cómo era por dentro por curiosidad, pero no lo hice. No quise que se sintiese como un bicho raro.

Mientras yo subía a mi coche, él arrancó el suyo y entonces, ya seguro de que no me veía, me fijé con atención y pude ver como conducía su coche con un sólo brazo. Nunca antes había visto a un manco conduciendo.

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